El avatar, es la primera impresión que van a tener de mí. Es el “¡hola! Soy X, mucho gusto”. Luego, eso se completa con la bio: soy licenciado en ciencias ocultas, me gusta la música y mirar el cielo estrellado. OK.
Un avatar es una imagen que representa el yo en el “espacio virtual”, con la posibilidad (que no se da en el “espacio real”) de suprimir o exaltar las características físicas o psicológicas que más nos interesan. Investigaciones han demostrado que, siempre, en la elección de esta representación (de manera consciente o inconsciente), solemos elegir avatares con características similares a las propias. Es obvio que, en esta elección, cada uno deslizará su estilo, creencias y “estado mental-emocional”. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este será nuestro primer contacto visual.
Si la cuenta es personal (no publicitaria o institucional), ¿qué es lo que queremos dar como primera impresión?:
. ¿Un logo?
. ¿Una foto de lolas, pies, ojo?
. ¿Un retrato?
. ¿Una foto con la pareja?
Profundicemos un poco más. Imaginemos que somos una persona pública. La cuenta, más allá de una forma de expresión personal, tiene un objetivo: alcanzar seguidores, dar una buena impresión, generar vínculos, promocionarme, dar a conocer una idea, obtener contactos, etc. Entonces: ¿cómo me voy a mostrar? La pregunta clave es ¿por qué me voy a mostrar así?
Los políticos tienden a mostrar fotos de ceño fruncido, casi “malos” porque piensan que así los van a tomar “en serio”. ¿Por qué elegir una foto seria? ¿Soy siempre así?, ¿soy alguien que impone una barrera, que se muestra autoritario? También es un error común en políticos jóvenes, que piensan que marcan autoridad mostrándose rígidos o con lenguaje rebuscado o anacrónico, siempre en pose artificial de estudio de fotografía viejo.
En redes, es un error. No nos olvidemos que en esta “nueva-vieja” forma de vincularse con el otro, el secreto es la empatía. Y parte de la empatía consiste en mostrarnos como somos: personas.
Algunos estudios demostraron que las personas más agradables y sociales tienden a crear avatares que comunican su personalidad. Aquellas que poseen algún nivel de conflicto eligen avatares que no comunican (o lo hacen con dificultad) su personalidad. La investigación indicó, además, que los avatares de ojos abiertos, sonrisa o mueca divertida, rostro ovalado, pelo castaño y ropa sencilla, eran más propensos a provocar acciones de amistad. Al contrario, las fotos con expresiones neutras o muecas sin sonrisas, pelo oscuro y corto y sombreros o lentes, eran más rechazados (los investigadores señalaron que el predictor negativo es ojos abiertos + expresión neutra)* .
En definitiva, el estudio demostró lo que vengo sosteniendo: los usuarios “recrean” con los recursos disponibles (fotos, ilustraciones, textos, etc.) sus mismos rasgos de personalidad que en el “espacio real”. Por lo tanto, la impresión dada por el avatar puede tener consecuencias sociales, como mínimo, pueden conducir a generar una amistad o provocar el rechazo.
* Katrina Fong – Raymond A. Mar: What Does My Avatar say About Me? Inferring Personality From Avatars, York University, Toronto, Ontario, Canada, 2014